La familia se describe a menudo como la institución más importante de nuestras vidas. Aunque esto puede ser cierto para algunos, la definición tradicional de familia no siempre se aplica a todas las situaciones. La familia puede estar formada por parientes de sangre, hijos adoptivos, amigos íntimos y otros. La idea de que el vínculo familiar se extiende más allá de los lazos de sangre es una noción ampliamente aceptada, y con razón. Las familias formadas por personas con fuertes lazos emocionales, aunque no compartan ningún vínculo genético o legal, suelen ser tan cariñosas y solidarias como las demás.
¿Por qué son importantes los vínculos affectus?
No se puede discutir que las relaciones familiares tienen un profundo impacto en el desarrollo de la persona. Las fuertes conexiones emocionales con los cuidadores en las primeras etapas de la vida son cruciales para que una persona desarrolle confianza, empatía y dé valor a las conexiones con los demás. Cuando las personas tienen amigos íntimos a los que consideran de la familia, se aplican los mismos beneficios. Los vínculos afectus se refieren a conexiones emocionales estrechas entre personas, y a menudo son tan fuertes como los vínculos biológicos o legales.
Las personas con vínculos afectus sólidos suelen ser más felices y sanas que las que no los tienen. También tienen más probabilidades de sentirse respetadas y comprendidas por los demás, y a menudo son más propensas a participar en actividades significativas que contribuyan a su bienestar. Estudios han sugerido que tener relaciones íntimas sólidas también puede ayudar a proteger contra ciertos problemas de salud, como enfermedades cardíacas y depresión. Y, por el contrario, las personas que no tienen relaciones estrechas suelen ser más propensas a la soledad, lo que puede conllevar problemas de salud mental y física.
Tipos de vínculos afectus
Los vínculos afectus se pueden clasificar en dos categorías principales: familias elegidas y relaciones intencionales. Las familias elegidas pueden ser mixtas, formarse tras un divorcio o separación, o incluso construirse dentro de la comunidad LGTBQ+. En estas familias pueden incluirse parientes no biológicos y amigos íntimos, personas que han tomado la decisión consciente de ocupar el papel de miembro de la familia. Las relaciones intencionales, en cambio, se refieren a las amistades íntimas y mutuas que pueden encontrarse entre dos personas que no comparten ningún vínculo biológico.
La fuerza y la calidad de los vínculos afectus también pueden variar mucho. Para algunos, basta con tener unas pocas personas en las que confiar y de las que depender. Estas personas pueden tener vínculos con sus parientes de sangre, pero también se sienten cercanas a sus familiares no biológicos. Otras pueden tener muchas conexiones profundas y significativas con familiares no biológicos y amigos íntimos, mientras que otras pueden no tener tantas personas de las que depender.
Hablar de vínculos afectus
Aunque estos tipos de relaciones son cada vez más comunes, no todas las situaciones familiares son aceptadas sin más por la sociedad. Las personas que han elegido a familias o amistades íntimas como sus principales sistemas de apoyo pueden correr el riesgo de ser estigmatizadas, e incluso se les pueden denegar los mismos derechos que a las personas que tienen estructuras familiares más tradicionales.
Una forma de contrarrestar este estigma es hablar abierta y honestamente de los vínculos afectivos. Cuanto más hablemos de la diversidad de estructuras familiares, más probabilidades hay de que la gente acabe reconociendo que no existe una forma «correcta» de definir la familia. Esto puede ayudar a prevenir casos de discriminación en el futuro, y también puede ayudar a las personas a sentirse más aceptadas y apoyadas en sus propias situaciones familiares.
Celebrar los vínculos afectivos
Una red sólida de relaciones íntimas y significativas es algo que hay que valorar, sea como sea que se haya formado. En lugar de centrarnos en el hecho de que estas familias no encajan en el molde tradicional, deberíamos celebrar las conexiones únicas y hermosas que pueden encontrarse entre los familiares cercanos y los amigos. Estas familias proporcionan un sentimiento de pertenencia y comodidad, y pueden apoyar a las personas de muchas formas distintas.
Sea cual sea la estructura familiar, lo más importante es que cada persona afirme su derecho a elegir a quién acepta como familia. Esto incluye dejar espacio para relaciones íntimas y profundas que puedan aportar amor y apoyo. Para honrar y valorar estas conexiones, las personas deben tomarse su tiempo para reconocerlas y nutrirlas con palabras y acciones.
Conclusión
Las familias no siempre se forman en función de la descendencia, ya que los vínculos afectivos pueden ser igual de cariñosos e importantes. Estas conexiones emocionales cercanas son increíblemente valiosas y pueden tener un profundo impacto en el bienestar de una persona. Todo el mundo tiene derecho a elegir a quién considera familia, y la gente debería estar abierta a la idea de celebrar y nutrir estos vínculos afectivos. Si somos abiertos y honestos respecto a esta nueva forma de definir las familias, podemos fomentar la aceptación y ayudar a la gente a experimentar el amor y el apoyo que conllevan unos vínculos afectivos fuertes.