Una de las imágenes más perdurables de la Roma antigua es la de una familia sentada alrededor de una mesa, una cálida y alegre reunión de personas. La familia romana era, en efecto, muy fuerte y unida. Pero, al mismo tiempo, era una unidad social compleja y jerárquicamente estructurada e incluso una institución jurídica en sí misma. Aquí examinaremos los elementos que componían la familia romana -su historia, estructura y costumbres.
Historia de la familia romana
Los orígenes de la familia romana se remontan a la Prehistoria, mucho antes de la fundación de la ciudad en el 753 a.C. En los primeros tiempos, las familias se organizaban en función de su tribu o clan y tenían relaciones de parentesco que se extendían a lo largo de varias generaciones. Fue durante la expansión del poder romano en el Mediterráneo y, posteriormente, la conquista del mundo helenístico cuando la familia romana empezó a tomar su forma distintiva. El jefe de la familia, o pater familias, tenía poder absoluto sobre sus miembros, incluida la autoridad para concertar sus matrimonios e incluso venderlos como esclavos.
Sin embargo, el absolutismo del pater familias se atenuó significativamente con el tiempo, especialmente a medida que crecía el poder del Estado. En los siglos II y III d.C., la familia romana había adquirido la forma que conservaría durante siglos, caracterizada por la patrilinealidad.
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